El trastorno de pánico, ataques repentinos y frecuentes
El trastorno de pánico destruye la calidad de vida hasta límites insospechados. El trastorno de pánico pone en sobre aviso al individuo ante situaciones cotidianas, que quedan marcadas con miedo aterrador.
La persona que padece trastorno de pánico manifiesta los siguientes síntomas:
Sudores, temblores repentinos en todo el cuerpo, mareos, presión con dolor en el abdomen y en el pecho, hormigueos muy desagradables en manos y pies, sensación de ahogamiento (falta de aire al respirar), aceleración del corazón, miedo atroz, necesidad de huir de la situación, sensación de que va a morir instantáneamente, sensación de que se está volviendo loco… En definitiva, pérdida de la percepción de la realidad.
Algunas de las situaciones que pueden provocar una crisis de pánico son: subir a medios de transporte como aviones, trenes, barcos, automóvil (el paciente siente que no tiene control sobre la situación y comienza a notar como los síntomas se presentan de inmediato). Normalmente el afectado con dicho trastorno no soporta estar rodeado de mucha gente y trata de escapar ante este este tipo de situaciones.
En ocasiones la persona puede estar en una zona árida o incluso frente al mar y puede sentir como se va a producir una crisis sin saber el por qué. En muchos casos, si el individuo no es tratado por un psiquiatra, se refugiará constantemente en su hogar dejando de lado toda actividad con el exterior, por lo que su relación con los demás queda anulada.
Pero ¿por qué aparece el trastorno de pánico? Existen signos muy evidentes de que puede ser genético (parientes que también tienen este trastorno), el estrés de los deberes cotidianos en el trabajo o convivencia familiar, tener una personalidad con actitudes ansiosas, cambios repentinos en la vida, traumas que se arrastran desde la infancia, traumas por accidentes, pérdidas de seres queridos, etc.
La persona que padece trastorno de pánico debe ser tratada por un psiquiatra, este le ayudará a tranquilizarse y a saber tener control en cualquier circunstancia. Siempre será necesario que el paciente sea visto por un médico de salud mental ya que la socialización del individuo puede caer en picado.